lunes, 20 de octubre de 2014



El 16 de noviembre del 2010, la gastronomía mexicana fue reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad,luego de que en el 2005, México la postulara por primera vez como candidata ante la UNESCO y que en ese momento fuera rechazada. El origen de la cocina mexicana se  funda en el encuentro de dos tradiciones culinarias con una antigüedad milenaria: la comida de  España y la de los pueblos nativos de México. 



De origen indígena es el maíz, el chile, el frijol, las calabazas, el aguacate y el camote; el jitomate, el cacao, el guajolote y muchas frutas y condimentos más; algunas técnicas de cocina, como la nixtamalización, el cocimiento en hornos a ras de tierra, la molienda en molcajete y metate. Con los españoles llegaron las carnes de puerco, res y pollo; la pimienta, el azúcar, la leche y todos sus derivados; el trigo, los cítricos y otra constelación de ingredientes que forman parte de la dieta cotidiana de los mexicanos.

        



De ese encuentro nacieron el pozole, el mole, la barbacoa y los tamales; el chocolate, una variada gama de panes, los tacos y el amplio repertorio de antojitos mexicanos. Nacieron bebidas como el atole, el champurrado, el chocolate con leche y las aguas frescas como la jamaica, la horchata de arroz y el agua de raíz; postres como el acitrón y toda la gama de dulces cristalizados; el rompope, la cajeta, la jericaya y licores, como el tequila.
La historia del país y sus vínculos con otros pueblos permitieron la incorporación de otras cocinas. La Nao de China trajo del oriente una variedad de especias y sobre todo el arroz. La cocina árabe llegó a México indirectamente por medio de los españoles. La relación con Latinoamérica dejó los ceviches y los moros con cristianos.
Por otra parte, los invasores dejaron su huella: la carne de res molida, llegó con el ejército belga de Carlota y el pan de caja fue, según la leyenda, un invento de las tropas estadounidenses que vinieron a México en 1847. Los inmigrantes también, con los quesos italianos y el pan francés; los alemanes menonitas de Chihuahua y los mineros ingleses de Hidalgo, que dejaron su famoso paste. Entre otros muchos ejemplos. 


La cocina mexicana es también muchas cocinas y cada región tiene su especialidad. Para el poeta Ramón López Velarde, la patria es una superficie de maíz, y así es, la comida de todas las regiones la unifica el maíz; José Vasconcelos, por su parte, sentenció que la civilización termina donde comienza la carne asada; en contrapartida Alfonso Reyes, oriundo de Monterrey, vio en ello una copia del mundo de Odiseo, en donde se lleva a cabo proezas gastronómicas dignas de la épica de Homero.

Más allá de las divergencias literarias, finalmente hay que subrayar, que la diversidad de cocinas es producto de una historia de muchos siglos y que en efecto, existen múltiples platillos preparados de acuerdo a los patrones establecidos en las recetas tradicionales, cuya finalidad es: satisfacer el sentido del gusto mexicano, por lo que varían de una región a otra, de un pueblo a otro, e incluso de una casa a otra. 

Son tantas las recetas de la gastronomía mexicana, que quizá sería imposible que una persona pueda, en su vida, probarlas todas.


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